Liderazgo con errores: porqué una buena cultura del error es crucial para el éxito empresarial

Liderazgo con errores: por qué una buena cultura del error es crucial para el éxito empresarial

Los errores son humanos, inevitables y nos ocurren a todos de vez en cuando, aunque intentemos evitarlos. Especialmente en el mundo laboral, los errores suelen considerarse un fracaso, una debilidad o un signo de incompetencia o descuido. Como consecuencia, los errores suelen mantenerse en secreto en lugar de aprender de ellos para poder evitarlos en el futuro, lo que en última instancia obstaculiza el progreso y la innovación de una empresa. Especialmente en organizaciones de alto riesgo como el tráfico aéreo, el control del tráfico aéreo o los hospitales, donde hay vidas humanas en juego en caso de error, en los últimos años se ha consolidado una nueva visión de los errores: Se acepta que los errores pueden ocurrir. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado para reconocerlos en una fase temprana y tratarlos correctamente. La base para ello es una cultura positiva del error, que garantice que las empresas puedan seguir desarrollándose cometiendo errores.

¿Qué es la cultura del error y porqué es importante?

El término cultura del error describe la forma en que una empresa afronta los errores, es decir, cómo reacciona ante los contratiempos o problemas y las consecuencias resultantes. Una cultura del error puede ser positiva o negativa. En estos últimos, los errores no suelen discutirse, por lo que los problemas no pueden resolverse. En cambio, a menudo se reparte la culpa y los empleados tienen que asumir la responsabilidad de sus errores o incluso son penalizados por ellos.
En cambio, en una cultura del error positivo, las dificultades se consideran una oportunidad de aprendizaje y crecimiento. Por tanto, los errores se aceptan y se aprovechan para progresar en la empresa. Por tanto, en lugar de buscar al culpable, se busca el motivo del error para luego reflexionar sobre él y trabajar en una solución conjunta para que ese error concreto no vuelva a repetirse en el futuro. En última instancia, esto beneficia a la empresa porque se pueden reconocer los puntos débiles y encontrar alternativas, independientemente de que estén relacionados con los procesos internos, la calidad del producto o el trabajo en equipo. Con una cultura del error positiva, una empresa puede mejorar continuamente para seguir siendo innovadora y competitiva. Sin embargo, para evitar malentendidos: una cultura positiva del error no significa actuar con descuido o negligencia para cometer el mayor número posible de errores, ni pasar por alto tales acciones como directivo. Se trata más bien de cómo se afrontan los errores inevitables.

Efectos de una cultura del error positiva: Efectos de una cultura de gestión negativa:
  • Mejora a largo plazo de productos, procesos y cooperación
  • Identificación de los puntos débiles y prevención de futuros errores
  • Empleados motivados
  • Fomentar la innovación y la creatividad
  • Buen trabajo en equipo mediante la franqueza y la crítica constructiva
  • Pérdida de respeto y reconocimiento de los empleados hacia el directivo.
  • Potencial de innovación limitado y escasa disposición a asumir riesgos por miedo a cometer errores.
  • Encubrimiento de errores, ansiedad de los empleados y mal ambiente de trabajo
  • Reducción del rendimiento de los empleados por miedo a cometer un error
  • Fluctuación elevada

6 consejos para una cultura del error positiva

La dirección o el responsable correspondiente es responsable de introducir una nueva cultura de error abierto. Anclar la nueva cultura del error en la declaración de objetivos y animar a los empleados a afrontar los errores de una forma nueva requiere un gran conocimiento especializado y, sobre todo, sensibilidad para quitar a los empleados el miedo a las consecuencias de los errores. Algunos consejos han demostrado su eficacia:

1. comprender la situación actual

El primer paso debe ser analizar cómo se gestionan actualmente los errores en la empresa o el departamento y dónde se producen con más frecuencia. Sólo si se conoce la situación actual se puede definir con precisión lo que hay que conseguir.

2. predicar con el ejemplo

Ni siquiera los directivos son intachables. Por lo tanto, deben intentar ser un buen modelo a seguir, asumir sus propios errores y hablar abiertamente de ellos con el equipo. Sólo cuando los directivos admiten sus propios errores, su equipo puede aprender a confiar en ellos y señalarlos sin miedo.
Nuestro consejo: Aunque dé miedo, puede ser necesario pedir disculpas a un empleado o a todos los empleados por un error cometido por el jefe. En estos casos, muchos directivos temen que su equipo les respete menos después de tal confesión. Sin embargo, por regla general ocurre lo contrario y una disculpa sincera conduce al reconocimiento y la confianza.

3. gestión neutral de los errores en el equipo

En una cultura del error positivo, no se trata de saber quién cometió un error, sino de encontrar el error y sus causas. Esto permite rectificar el problema con prontitud y evita que vuelva a producirse en el futuro. Por lo tanto, la atención no debe centrarse en encontrar un chivo expiatorio. Por el contrario, todas las partes implicadas deben ser objetivas y neutrales para encontrar una solución al problema. Algunos errores son muy molestos y provocan más problemas. Sin embargo, si los directivos se emocionan en esos momentos y responden a sus empleados con sanciones o mal humor, la cultura del error positivo no puede funcionar. Sin embargo, si se mantienen objetivos, quitan a su equipo el miedo a las consecuencias de los errores.

4. aceptar los errores y los riesgos calculables

Afrontar abiertamente los errores o contratiempos es un proceso largo que todos los implicados deben comprender y practicar una y otra vez hasta que se haya interiorizado. Por tanto, cabe suponer que siempre habrá errores, por lo que habrá que introducir mejoras periódicas. Lo mismo ocurre si se descubre un error y se encuentra una solución. Puede ocurrir que la solución no funcione como estaba previsto o que se produzcan más errores durante el proceso de resolución del problema. En estos casos, los directivos deben confiar en el proceso en lugar de ejercer un control excesivo. En la búsqueda de una solución óptima, es normal que haya algunos contratiempos al principio. También puede ser necesario asumir riesgos concretos y calculables para probar una solución.

5. comunicación transparente

Desarrollar una cultura positiva del error sólo es posible en equipo. Por lo tanto, hay que implicar a los empleados y pedirles su opinión, consejo o ayuda. Es importante ser transparentes sobre los errores en todo momento y trabajar juntos para encontrar una solución. Esto genera confianza y motivación.

6. definición de un proceso de gestión de errores

La cooperación basada en la confianza y el éxito de la gestión de errores van de la mano. Los procesos establecidos para tratar los errores ayudan a identificar sus fuentes (detección de errores), comprender sus causas (diagnóstico de errores) y rectificarlos (corrección de errores), así como a prevenirlos a largo plazo (prevención de errores). Por tanto, una gestión eficaz de los errores hace que los empleados sean más conscientes de su trabajo, se produzcan menos daños y aumente la satisfacción de los clientes gracias a un menor número de reclamaciones. Además, las empresas que admiten sus errores y los comunican abiertamente suelen tener menos problemas que las que los ocultan. De este modo, una buena gestión de los errores también repercute positivamente en la imagen de la empresa y la fidelidad de los clientes.
Nuestro consejo: el proceso de gestión de errores debe ser lo más breve y sencillo posible para que los errores puedan corregirse rápidamente. Un sistema de recompensas, similar a un plan interno de sugerencias, por ejemplo, también puede animar a los empleados a llamar la atención sobre los errores.

Métodos de gestión de errores

Casi nadie ha interiorizado mejor y antes una cultura positiva del error y una excelente gestión del mismo que los fabricantes japoneses de automóviles, sobre todo Toyota. El principio Kaizen se introdujo aquí para gestionar los escasos recursos disponibles. Se basa en la idea de la mejora continua, es decir, el reconocimiento de los errores, sus causas y la consiguiente mejora en pequeños pasos. De acuerdo con el principio Kaizen, cada empleado debe examinar constantemente su trabajo y hacer sugerencias para mejorarlo. Esto puede ir desde pequeñas mejoras, como colocar las herramientas que se utilizan constantemente al alcance de la mano, hasta extenderse mucho más allá de la propia zona de trabajo.
Los métodos ágiles como SCRUM también se basan en el principio de la mejora continua. En la retrospectiva del sprint, los errores y las posibles soluciones se debaten en el equipo antes de iniciar el proceso de un nuevo sprint. De este modo, pueden acordarse medidas para mejorar paso a paso los procesos, los productos o la comunicación.

Conclusión

Una cultura del error positiva no sólo es un enfoque moderno de la gestión empresarial, sino que también es crucial para el éxito a largo plazo. Al considerar los errores no como fracasos, sino como oportunidades de aprendizaje, las empresas pueden reconocer sus puntos débiles, fomentar la innovación y reforzar la colaboración. Afrontar abiertamente los errores permite encontrar soluciones constructivas y lograr mejoras a largo plazo en los productos, los procesos y el trabajo en equipo.

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